LAS BACANTES

LAS SIETE ARTES

(Conjunto de siete poemas inspirados en unas pinturas de Salvador Dalí que descubrí en unos platos de porcelana)

dibujo de Carlos de la Rica
dibujo de Carlos de la Rica

LA ARQUITECTURA

 

la piedra para el ojo

o cómo crear el púlpito de silencio

la risa fosforescente

la puerta hechizada

esta retina olorosa ese collar de pestañas

y tirad vos al mar la llave

no sea que alguien encuentre abierta la puerta

quien quiera entrar que incruste la mano

LA DANZA

 

una mujer

levanta sin palabras

su cuerpo hace una ola

sus cabellos

inventa

la blancura y la curva

la desnudez y la danza

espuma

el movimiento

sobre los pies le flota

el lenguaje del arco

la onda

estremece

una mujer se diluye

su baile sube enrosca espiral aspira

el rito que no cesa no rompáis

los secretos del tigre

LA ESCULTURA

 

ir arañando despacio la roca

la uña se clava

en la carne de piedra

el amor de Pigmalión está engendrando

unos pechos de mármol está naciendo

hermosa y fría tapadle

con la melena

ese cuerpo de frutas

LA MÚSICA

 

dónde ha ido

ese faquir encantado que me mostró la música?

el instrumento puso en mis manos

un río por mi cuerpo y mi garganta

supo las notas mi mano arrancarlas

el ritmo es caracol de mi vientre

LA PINTURA

 

el pincel que escapó está allá al horizonte

la paleta desnuda

se ha perdido una mano el muslo una caricia

en el pubis el vello como musgo y la bella

posa

con la mirada

perdida

sobre las paredes habló la mano de

inútil simulacro desolación

la perfección incompleta cómo decirle a la modelo

que el pintor está llorando

EL TEATRO

 

hubo en los años de infancia tanto teatro

con cortinajes rojos

y esa vergüenza de escenarios todo como

un espejo donde

patinaban mis palabras

donde el decorado

era siempre de una tristeza líquida mirad:

el elefante está llorando la mordedura

de los focos

se incrusta

en la piel

llegaba a doler tanto la luz amarilla

su ancestral caricia

y luego ese nadar en un coágulo de sangre

yo hubiese querido bailar

con mis escarpines blancos

enredarme en la alfombra azul-hada

la varita mágica dibuja un cielo violeta

por qué llora el elefante

si vos le estás consolando?

               sobre el esmalte no dejés de que llore

LA POESÍA

 

si vos me hubieses entonces

ofrecido la poesía

variáosla arrojado

contra el suelo

ahoga me agacho

y recojo

dibujo de Carlos de la Rica
dibujo de Carlos de la Rica

EL DIOS

ese hombre solo, solo, solo

busca una silla

donde dejar por siempre sentado

al levantarse

el cansancio que

como costra

lleva pegado a la boca

 

 

 

 

 

harto de tanto cemento y tanta flor apretujada en jardines

doblados y jaulas de aire comprimido hoy he encontrado

una piedra apenas tallada en pleno centro de de la ciu

dad este maldito pueblo me está poseyendo los hue

sos la carne me pondo a llorar en cada esquina

y a veces la gente me echa unas monedas a

los pies ni siquiera me agacho me entris

tece amarte entre el tumulto me aplas

to contra un muro me cae una torm

enta e “inútilmente intento ro

dear al otro como un tigre

alcanzarlo en su centro”

 

 

 

 

 

yo

descendiente de todos los dioses

de todos los esclavos

miré las estrellas               encontré agua

en cualquier reflejo           me veo perdido

en cualquier agua veo estrellas

 

ella

 

 

POSEIDON´S DREAMS

 

Ella es una concha tan blanca tan negro

el racimo de uvas de su sexo

par de anémonas sus senos

leche marina tiene Poseidón en los labios

 

cien sirenas le entretienen

le amamantan con pechos salados

– he convertido mi templo en un burdel

en una caracola escucho la marea humana –

 

lentamente nazca el oleaje – ordena –

floten sus cabellos bailen como medusa

Yo soy un dios

puedo fornicar con todas mis doncellas

 

algas se enredan en las barbas del dios

sueña que es el dueño

de los mares que

los peces las olas le obedecen

 

pompa espuma burbujas

asoman por su boca

cuando despierte

sabrá que no es más que un ahogado

 

 

 

 

 

LA DIVINA PROPORCIÓN

 

toda su forma puede esculpirse en un instante

y en otro instante son

derrumbe

las frutas de su cuerpo

haced el amor bajo el mar

 

yo

tocaré el saxo

 

 

 

 

 

ella sabe de la lujuria

que provoca su cuerpo

de la débil línea de luna

de su cintura

lo sabe y se ríe

sabe y me azota

con el manto sagrado de su melena

 

 

las naranjas y la nieve

tu boca

un bosque de yedra tan húmedo

sobre dos columnas

tan de mármol

deja niña que acaricie tus pezones

uvas moradas

 

 

 

 

 

la luz prende el cabello

desde las puntas sube una llama de arena rubia y tarde

se enrosca por la frente en un caracol rojizo olor a mar

me arde el poniente por las sienes

se esconde entre el cuello y me circunda

un crepúsculo naranja

ocaso sobre mi piel de ola marea baja

yo nazco por las noches

detrás de los ahogados

 

 

 

 

 

ella considera la agonía de las rosas

mas

nada hace por evitar

quema con un cigarro los pétalos

las desprecia

 

dime: ¿has vuelto de veras? ¿o solo viniste a verme?

 

se acerca y

salgo al encuentro con cierto recelo

 

 

déjame llegar a ti como la húmeda

bruma poseyendo la ciudad

tan lentamente

deshilándose en balcones y reptando

por los asfaltos aceras que llevan a tu casa

 

el viento del mar lame a la isla

la circunda penetra

el laberinto licuo de callejas

déjame escurrir

alzar entre las olas

empapado el Sur entre mi cabellera

la niebla del cuerpo en la noche

resbalando

 

 

 

 

 

ella

racimo o pájaro

constelaciones brillan en su pecho

prendida a la boca una almeja

rosa y naranja

en su cintura de peces quiero tenderme

hasta que llegue la noche y

cuando dormida

arribar como un náufrago

a su playa

 

 

 

 

 

en los espejos

también tú lloras esperando turno

porque sabías que los niños son estéticos

y pluscuamperfectos

no has abierto hoy tu ventana para verlos

pasar púberes las ingles

inmaduro el gesto vibrante de los muslos

en suspenso la caricia

bellos

ruidosos

 

ya se alejan ha pasado el peligro

vuelves a ser niña virgen y fea y temerosa

 

 

POEMA DE AMOR N.º 19

 

en medio de los días del temor del miedo la angustia

los cuerpos resbalan minuciosa confidencial

mente

y ella

    no responde a mi amor tras la ventana

paso las horas

observando un árbol que no sabe que existo

 

y sobre qué bocas

pondrá su boca ella

 

 

 

 

 

lumbre

sangre bajando por las piernas

su risa desordenada

insensata carrera

resbalando hacia el abismo

   placer

ancho                  bellísimo

ruidoso               latente

remoto               salvaje

ancestral            inmenso

un río de sangre que brota

y precipita                            lujurioso

     grávidamente

al hijo ya imposible

que la sangre se desboca

que los muslos se impregnan

– de amor y de náusea –

que un vértigo rojo me acaricia

– y salpica al mundo a su paso

y lo reta y lo provoca y lo burla –

locura de subir palpar profundidades

la Moral se ahoga entre los hilos

de sangre                                       las venas

de sangre                                            los ríos

de sangre                                       l         los charcos

de sangre                                                       los mares

mujer desatándose                                            de

mi mano parece un ramo de claveles                   sangre

 

 

 

 

 

esas niñas precoces que llaman al atardecer

con pechos adolescentes collares

de jazmines

cubiertas apenas con túnicas sin fimbrias

felinas melenas

con que esconder sus cuellos dulces lujuriosos

copas de árbol que quieren

desenrede

 

me escondo

mas el olor a huerto de sus ojos me persigue

a golpes de vientre

lazan mis tobillos

hilos de lumbre escupen a mi boca

y tensa de abalorios

escuece una serpiente en la cintura

 

tras la ventana me llaman y

traen peinecitos de nácar y

oscurece y tengo miedo

 

 

maduras las brevas amor

rozándote cayendo las espinas

tu cuerpo higuera florecida

extrañamente

en invierno

 

con aroma de higos hice la cama

dibujo de Carlos de la Rica
dibujo de Carlos de la Rica

LA MUERTE DE STÉPHANO

I

 

La estatua de los pechos de mármol

es quien te ofrece la cicuta:

como Sócrates, esperas a que vuelva

el barco

de las fiestas insulares;

no habrá un efebo que te bese los labios;

ni un toro que engendre a tus hijos infuturos;

– una copa como vagina sagrada

te da a beber la vida –

 

 

 

II

 

Las niñas pluscuamperfectas

preparan las jofainas:

lavarán tu cuerpo.

Un muchacho castrado habrá de llorarte.

 

Alégrate, Stéphano: hay un hombre que te clama

desde un lecho oscurecido.

Quizá

no debiste profanar

el templo de Argos ni

despreciar a sus hieródulas.

¿Por qué mi amor mandaste a las mujeres

te quitasen las sandalias

para luego pisotear

                                  descalzo

                                                  sus cuerpos frutales?

 

A lo lejos: ya se ven acercarse las velas festivas.

– El copero te acerca la crátera

lenta –

 

 

 

III

 

Todo tu cuerpo es hermoso, bello Stéphano.

 

Si una serpiente lame tu sexo:

son los hombres que te han amado locamente;

aquellos que requirieron

de ti los placeres ocultos,

                                             prohibidos;

y ahora en secreto

te acarician

                     húmedamente; no desconocen

los juegos de tu lengua, la erótica, tu cuello,

el círculo hedonista, la cábala sonriente

de las cariátides, las estancias hipóstilas

donde antiguo os citasteis.

– Un kyplix te ofrece su bebida:

ancha y curva va a ser tu muerte –.

 

 

 

IV

 

Epílogo:

 

No hallará tu cuerpo descanso hasta que Bayaceto clave

su destrucción en tu pecho

y sea derrumbe la ciudad de Argos.

Beberás de este veneno hasta que corra el año de 1387.